Estatua de Washington Irving
en la Alhambra de Granada.
Una vez más, el Coro Núñez de Arce emprendió el viaje rumbo al sur. Esta vez, los coralistas visitaban por segunda vez la mágica ciudad que lleva siglos embrujando los sentidos de todos los que pasean por sus calles: Granada. Acompañados por el buen tiempo y las ganas de disfrutar, cogimos las maletas y las partituras y partimos a descubrir, como ya lo hiciera Washington Irving en su día, todo lo que tiene que ofrecer tan emblemático lugar.

Tras el largo viaje en autobús, nos instalamos en el hotel y, después de cenar, nos fuimos a reponer fuerzas para el intenso día que nos esperaba al día siguiente: el del concierto en el instituto anfitrión del viaje, el Instituto Ángel Ganivet, que lleva nombre de poeta como el nuestro y que nos acogió con la más cálida de las sonrisas. Dimos el concierto en un salón de actos precioso, arropados por el entusiasmo de los asistentes y poniendo nuestro toque personal alternando lecturas de varios textos, incluyendo alguno de los poetas que nos daban nombre y uno muy especial del recientemente fallecido Gabriel García Márquez.

Al acabar el concierto almorzamos por la zona del campus universitario y subimos a visitar la joya de la ciudad: La Alhambra. Acompañados de dos guías, recorrimos ese lugar de ensueño y todos y cada uno de sus jardines, sus fuentes, sus plazas… Escuchamos con atención todos los detalles e historias, y  fue tan mágica la experiencia que casi creímos ver al sultán paseando entre los rosales, a la sultana esperando a su amor prohibido bajo el ciprés, los abencerrajes, todo el esplendor de aquel Reino Nazarí de antaño.

Como es costumbre en los viajes del coro, improvisamos un pequeño concierto en el patio del Palacio de Carlos v que puso el broche a nuestro recorrido por el monumento.
  
Tras esa visita tan especial, fuimos a dar un paseo por el Paseo de los Tristes y el Albaicín, donde subimos al mirador y contemplamos la puesta de sol teñir de rojo La Alhambra y pudimos escuchar un concierto callejero del grupo local Elsa Bhör. Al acabar, bajamos del mirador para cenar al pie de La Alhambra y volvimos a subir para ponerle la guinda al día: la visita nocturna a los Palacios Nazaríes. Bajo la luz de la luna recorrimos cada una de las salas, finalizando en el famosísimo Patio de Los Leones. Tras este agotador día, fuimos hasta el albergue para descansar.

El Coro Núñez de Arce en el IES Ángel Ganivet

Al día siguiente, tocaba visitar el casco antiguo de la ciudad. Acompañados de un tiempo espléndido, visitamos la Capilla de los Reyes Católicos y sus tumbas y después, la Catedral de Granada. Tras un paseo por el centro, cogimos el autobús para subir aún más alto que el día antes: a Sierra Nevada. Allí, aunque no había mucha nieve, hicimos Snow-bici, descenso en rosco y montamos en trineo ruso. Hubo risas, caídas, bolazos de nieve y alguna lesión que otra, pero fue el final perfecto para un viaje apasionante.

Alhambra de Granada

Después de comer, emprendimos el viaje de vuelta a casa con los acostumbrados concursos del viaje, las risas, las novatadas, los premios y el buen sabor de boca que deja esa ciudad tan especial, que invita a volver una y otra vez.

Más fotos del viaje aquí.
Escrito por Claudia Carrascal Prada.