La última gran aventura del Coro nos ha llevado al la costa levantina, concretamente a Benidorm, gracias a una generosa y fantástica invitación del Instituto Beatriu Fajardo de Mendoza y al ayuntamiento de la ciudad.

Después de un viaje en bus como los de siempre, lleno de risas y canciones, el Coro llega a Calpe, donde se alojaban en un fantástico albergue con vistas a las Salinas y no muy lejos del  Peñón de Ifach.

A la mañana siguiente, y después de desayunar con unas magníficas vistas de las Salinas de Calpe, el Coro se embarca en el autobús. Acompañados de miembros del AMPA del Instituto Beatriu Fajardo de Mendoza, el Coro pasa por delante del imponente Peñón de Ifach antes de partir al pueblo de Guadalest de la Sierra, donde allí cada coralista podía elegir qué museo visitar: el castillo, un museo de miniaturas, uno de motos antiguas, el Castell de Guadalest... Todo el mundo disfruto de la visita y de las maravillosas vistas, pudiendo ver el mar desde muchos de los miradores de la localidad. Después, el Instituto invitó al Coro a comer a un hotel cercano a la playa del Poniente ya en Benidorm, ocasión que algunos aprovecharon para pasear por la playa y ver el mar de cerca. Después de comer, tocaba preparar el concierto.

Amanece en las Salinas de Calpe.
El Coro se transladó al Ayuntamiento de Benidorm, donde se iba a dar el concierto en el salón de actos junto con la Banda y el Coro del Instituto Beatriu Fajardo de Mendoza.

El concierto fue fantástico, ambos coros y la banda estuvieron magníficos. Al final del recital, el coro anfitrión nos obsequió con varios recuerdos, entre ellos, una rosa roja para cada coralista.

Después, el Coro salió a cenar por el centro de Benidorm con algunos de los miembros del instituto, el coro y la banda. Como suele suceder en los viajes del coro, dimos un improvisado concierto en una céntrica calle de la ciudad, ante el asombro de los turistas y de nuestros anfitriones. Ya de vuelta en Calpe, dimos un paseo nocturno por la ciudad.

A la mañana siguiente ya tocaba despedirse de la costa, pero fue una despedida a lo grande. Por la mañana, acompañados de nuestros guías del día anterior, visitamos por la mañana la ciudad de Benidorm y cogimos un barco que nos llevaría a la isla de Benidorm, donde hicimos un tour en barco con fondo de cristal y pudimos ver el ecosistema marino que rodea dicha isla. Al volver a la ciudad, hicimos una breve parada para comer y despedirnos de nuestros anfitriones, que tan bien habían hecho que lo pasáramos, y nos embarcamos hacia nuestro siguiente destino: Terra Mítica.

En el parque, cada uno fue a probar las atracciones que más atraían su atención. Aunque no lo hicieran todos, la mayoría decidió empezar por las atracciones de agua para después ir a secarse a las montañas rusas, o ir directamente a enfrentarse a escalofriantes loopings o caídas libres. También disfrutamos mucho de los espectáculos de acróbatas y actores que iban sucediéndose a nuestro alrededor.

Al cierre del parque, era hora ya de subir al autobús e iniciar el viaje de vuelta a casa. Hicimos en Alicante una parada nocturna para cenar y estirar las piernas y, hacia las 11, iniciamos el retorno a Valladolid, que nos llevó toda la noche.


Al llegar al día siguiente, aterrizamos en casa agotados, pero felices. Tanto paseo y tanta vuelta en las atracciones nos habían dejado agotados, pero no por ello menos contentos. Fue un viaje magnífico, que hay que agradecer a las personas que pacientemente lo organizaron y a nuestros anfitriones, que mucho tuvieron que ver en que disfrutásemos tanto de la ciudad, como del buen tiempo que nos acompañó durante el mismo.


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